Para los músicos, las lesiones y enfermedades no nos son unas desconocidas. Algunas de ellas nos pueden dejar fuera de juego. Es por ello que insisto en la prevención, porque tu carrera es algo muy serio, que puedes echar a perder sólo por llevar a cabo malas prácticas.
Hoy vamos a hablar de una de estas enfermedades: la distonía focal. Antes de empezar, quiero recomendaros que leáis LA REBELIÓN DEL CUERPO. Entendiendo la distonía focal del músico. La distonía focal es una enfermedad grave, y si la sufres, lo mejor es estar lo más informado posible.
¿Qué es?
Para empezar, vamos a ponernos un poquito científicos e intentar entender en qué consiste. Una distonía focal es una enfermedad neurológica. Esta enfermedad provoca contracciones y movimientos involuntarios de un grupo de músculos concreto. En el caso de los músicos, la distonía se produce en las manos o los dedos. Los músculos se contraen fuertemente en el momento de tocar y paran de realizar estos movimientos involuntarios cuando dejamos el instrumento. No todo el músico que sufre distonía la sufre en el mismo grado. La distonía focal en los músicos se desarrolla en la edad adulta, con lo que puede empezar de manera muy leve, mejorar, empeorar, y quizás hasta desaparecer.
Las causas de la distonía focal no se conocen al 100%, pero se piensan que son ambientales y por trabajo, ya que la distonía focal suele aparecer en personas que realizan movimientos de alta precisión (además de músicos, escritores, ingeniero, arquitectos…).
¿Qué hacer?
La distonía focal es una enfermedad de la que se conoce poco y sobre la que se continúa investigando. Por ello, es fácil que vayas al médico con un problema de distonía y te encuentres que nunca ha tratado un caso parecido. Lo más recomendable es dirigirse a un neurólogo, si es posible que esté especializado en dificultades motoras.
El tratamiento que más se aplica en estos casos es la inyección de toxina botulínica o bótox directamente en la zona. Los efectos secundarios pueden ser muy variados, pero los resultados son bastante buenos, aunque su efecto es temporal, con lo que hay que inyectarse periódicamente (cada tres o cuatro meses).
Como en todas las enfermedades, es muy importante “cómo se lo toma uno”. Sobre ello, el Dr. David Marsden aconseja:
“Tu actitud ante esta enfermedad será uno de los más importantes factores que deciden cómo te afecta. La Distonía no te matará pero si permites que te derrumbre, puede estropear tu vida. Es completamente natural, cuando comprendes la naturaleza de tu enfermedad que pases por estados de ansiedad, desesperación y depresión, y después aceptación. Esta evolución lleva tiempo, pero tú debes trabajar positivamente para llegar al estado final de aceptación, tan lejos como sea posible del hecho de tu enfermedad y viendo lo que hay a tu alrededor. Habla con tu familia y con tu médico acerca de estos problemas”.
Encontramos en un caso práctico el mejor ejemplo. El pianista Leon Fleisher sufría distonía focal en los dedos cuarto y quinto de su mano derecha. El problema se le hizo tan grande y grave a nivel psicológico que casi hunde su carrera y su vida, incluso llegando a pensar en el suicidio. Su estrategia frente a la enfermedad fue entregarse a los campos que no había explotado hasta el momento. Trabajó repertorio sólo de mano izquierda y se centró en la enseñanza. Esta actitud es encomiable: se trata de afrontar el problema por otras vías y de no cerrarse en banda.
Y qué no hacer…
Lo peor que puedes hacer en el caso de tener distonía focal es machacarte estudiando más, pensando que así reeducarás tus músculos. Ésta seguramente ha sido una de las causas de la enfermedad y probablemente hará que empeore. A veces los músicos somos muy cabezones, negamos nuestras lesiones y dolores, tocamos con ellos y nos sentimos mal sólo por tomarnos un descanso. Hay que vencer esos pensamientos de “súper-responsabilidad” que nos hacen daño y ponerle remedio a la enfermedad con ayuda de un médico y de nuestros seres queridos.
Otra mala idea, ocultar qué nos ocurre, avergonzarnos o querer taparlo. A un músico le cuesta mucho admitir que ya no toca como hace unos años, que tiene un problema, aunque éste sea médico. Especialmente a aquellos que se han hecho un nombre en la música. Un gran paso para enfrentar una enfermedad grave como la distonía es contarlo, ser natural con el problema y no darle más importancia de la que se merece. La vida sigue, y hay muchos caminos que un músico puede tomar sin tener que renunciar a su pasión.
¿Cómo prevenir?
Como una de las posibles causas de la distonía focal es el trabajo preciso y continuado, lo mejor para prevenir que ocurra es controlar la manera de estudiar y los tiempos. Los movimientos repetitivos son muy dañinos si se hacen de manera continuada. Lo importante es no forzar y hacer que las sesiones de estudio sean variadas y que no se limiten a la mera repetición.
Schumann y su distonía focal:
Schumann fue un gran compositor y pianista, pero también hay que decir que un poquito bruto. Ideó diversos aparatos para conseguir fuerza y precisión en sus dedos, entre ellos un teclado portátil que se colgaba del cuello o un aparato que colgaba del techo y le obligaba a hacer mayores esfuerzos con sus dedos anular y meñique. Todo esto sólo le llevó a provocarse una distonía focal en ambos dedos. Según cuentan, lloró durante días
“Toda la música está completa y viva dentro de mí y deseo exhalarla sin esfuerzo, pero ahora apenas si puedo hacerlo; mis dedos se confunden unos con otros. Esto es realmente atemorizante y ya me ha causado mucho dolor.”