Para un gran número de músicos, los días previos (incluso meses previos) a una actuación o prueba pueden ser angustiosos. No hablemos ya del momento en sí, los nervios pueden llegar a dominarnos de manera que no toquemos a pleno rendimiento, provocándonos incluso una actuación con la que no quedemos en ningún modo satisfechos.
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Vamos a dar hoy unas pautas para manejar la situación antes de llegar a este estado de nervios que nos imposibilite tocar como sabemos.
- No negar el miedo ni alejarse de él. En los días previos a enfrentarnos a una audición, examen o actuación; podemos sentirnos inseguros y temerosos. Y podemos pensar “no, no, esta sensación fuera, no tengo miedo, no tengo miedo.” Pero lo cierto es que sí que lo tienes, aunque sea un poco.No se trata de decir “me voy a poner muy nervioso y lo voy a hacer fatal”, se trata de decir “Es probable que tenga algo de nervios, es normal y controlable.” Familiarizarte con la sensación de miedo y “obligarte” a sentirla es lo que te dará las herramientas para controlarla y aceptarla.
- Imaginar la situación. Seguro que cuando te quedan pocos días para el concierto o prueba estarás estudiando todo lo que puedes. Utiliza algunas de tus sesiones de estudio para imaginar que ya estás en la situación, con el público o el tribunal de frente. Cuando empieces a tocar trae a tu memoria las sensaciones de temblor en las manos, boca seca, agitación…. todo lo que te ocurre cuando estás nervioso.Si eres capaz de, a través de la imaginación, sentir todo eso, podrás seguir tocando mientras lo controlas y te concentras en la música.
- Evita todos los pensamientos negativos.Cuando estudies, no te desanimes pensando “esto trozo no me sale, ni me va a salir”. Piensa que cometer fallos, los comete todo el mundo. Lo importante es el conjunto de lo que tocas. Además, si no te obsesionas con los pasajes difíciles, liberarás tensión y es probable que te salgan sin ni si quiera pensarlo. Si lo has estudiado bien, los movimientos están ahí, interiorizados. El problema no son tus manos, es tu cabeza.
- Prepárate. Piensa en la ropa, en las partituras que tienes que llevar… Especialmente si tienes que hacer una maleta porque vas a hacer una oposiciones o audiciones fuera. Quítate preocupaciones de ese día y tenlo todo controlado con anterioridad para ocuparte sólo de la música.
- Prepara tu cuerpo para los nervios. Dale a tu cabeza momentos de nervios, toca delante de un público amigo, de colegas, de familia, grábate… Tienes que temblar antes para saber cómo lo manejas y acostumbrarte a ello. Cada vez que actúes en público, el nivel de nervios bajará.
- Prepara tu mente para las críticas. Nunca llueve a gusto de todos. Eso ya se sabe, cuando toques, sea un examen o un concierto, no gustará a todo el mundo. Cada persona tiene criterios muy personales, no podemos satisfacer a todos. Al que sí que podemos y debemos satisfacer es a uno mismo. Ésa es la única crítica importante, la que nos hacemos a nosotros mismos para mejorar nuestra actuación de cara a la siguiente. Autocrítica constructiva, que nos ayude a ser mejores músicos, no para machacarnos por nuestros fallos.
- El día D: Estructúrate tu tiempo, relájate y no trabajes demasiado el día en cuestión. Descansa bien la noche anterior.
- Justo antes de entrar en escena. Vacía la cabeza e imagina lugares bonitos y situaciones agradables. Intenta en la medida de lo posible no seguir estudiando minutos antes.
- Salir a escena. Tienes que controlar tanto tu actuación como todo lo que le rodea. Darás una buena impresión si caminas con seguridad hacia el atril. Practícalo en casa.
- Manejar los imprevistos. Sé consciente de que pueden pasar muchas cosas el día de la actuación que te aceleren el corazón. Se te rompe una cuerda, tu caña favorita falla, se te caen las partituras en plena actuación… Ten en cuenta todo esto días antes y piensa qué hacer y cómo salvar la situación y mantener la calma.